Con la Solemnidad de la Epifanía del Señor cerramos el tiempo litúrgico de Navidad…
La palabra epifanía significa manifestación, aparición o revelación,
y viene del griego ( ἐπιφάνεια epipháneia ). Al leer el
siguiente pasaje, imaginemos (aplicando nuestros sentidos) los detalles de cómo
es que Emmanuel, Dios-con-nosotros, Jesús, se presenta ante el mundo, para
poder conocerlo mejor... amarlo mejor… seguirlo mejor:
Evangelio
según san Mateo 2, 2-12
Jesús nació en
Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes. Unos magos de oriente llegaron
entonces a Jerusalén y preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos que acaba
de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo”.
Al enterarse de esto,
el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a los
sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que
nacer el Mesías. Ellos le contestaron: “En Belén de Judá, porque así lo ha
escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna
la menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que
será el pastor de mi pueblo, Israel”.
Entonces Herodes
llamó en secreto a los magos, para que le precisaran el tiempo en que se les
había aparecido la estrella y los mandó a Belén, diciéndoles: “Vayan a
averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño y, cuando lo encuentren, avísenme
para que yo también vaya a adorarlo”.
Después de oír
al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían
visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima de donde estaba el
niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en
la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron.
Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a su
tierra por otro camino.
Reflexión:
¿Dónde y cómo encuentro a Dios?
El
relato bíblico que acabamos de leer parecería un cuento, o una escena de
película, que describe en breves líneas lo que habría pasado para que quién
buscaba al Salvador, lo encuentre y le reconozca como el Rey y rinda honores; pero
va más allá, de los personajes y las circunstancias del relato podemos aprender
mucho para beneficio de nuestra vida, personal y comunitaria:
§
La estrella,
luz que orienta, guía y da la ubicación del niño, de Jesús… ¡hay que seguirla!
§
Los
Magos: personas que desde tierras no judías, se han dejado guiar, para
salir en búsqueda del Salvador (Rey de los Judíos)… ¡hay que buscar!
§
Herodes: rey de Judea (permitido por Roma, para
sus propios fines) trata de averiguar, quién es y dónde esta “el rey” que acaba
de nacer … para deshacerse de quien “le puede quitar el poder” (cfr. Mt 2,
13-18) … ¡hay que evitar!
§ El Niño, con María y José,
humildes, pacientes y atentos, para salvaguardar la misión encomendada por el Padre…
¡hay que proteger!
§ Los regalos, son muestras dignas
de reyes, oro, incienso y mirra … ¡hay que ofrecer!
Así,
puedo aprender: (1) dejarme guiar, por la Luz (la Palabra de
Jesús, de profetas, de gente sabia, etc.); (2) prudencia y disponibilidad,
de José y los Magos, quienes, a su manera, cuidan y protegen al Niño (y su
proyecto salvador); (3) alabar y reverenciar al Niño (Jesús, al Padre), con los dones que he recibido, para ponerlos al servicio y
colaboración de la Redención, para que su misión salvadora se
haga realidad, en más personas (independientemente de su nacionalidad,
condición social o creencia religiosa). Dios, en Jesús, se deja encontrar por todos.
¿Cómo
puedo encontrar a Dios en todo y en todos?... ¿Por quién me dejo guiar al encuentro
de Jesús? ... ¿Estoy atento a dificultades y engaños, que buscan evitar la
salvación (de todos)?
Alfredo Aguilar Pelayo
#RecursosParaVivirMejor
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