XXIX Domingo de Tiempo Ordinario – Ciclo A (Mt 22, 15-21) – octubre 22, 2023
Continuamos
este domingo, viendo como los fariseos, para poder justificar su rechazo
a las invitaciones de Jesús, lo cuestionan…
Evangelio según
san Mateo 22, 1-14
En
aquel tiempo, se reunieron los fariseos para ver la manera de hacer caer a
Jesús, con preguntas insidiosas, en algo de que pudieran acusarlo.
Le
enviaron, pues, a algunos de sus secuaces, junto con algunos del partido de
Herodes, para que le dijeran: "Maestro, sabemos que eres sincero y enseñas
con verdad el camino de Dios, y que nada te arredra, porque no buscas el favor
de nadie. Dinos, pues, qué piensas: ¿Es lícito o no pagar el tributo al César?"
Conociendo
Jesús la malicia de sus intenciones, les contestó: "Hipócritas, ¿por qué
tratan de sorprenderme? Enséñenme la moneda del tributo". Ellos le
presentaron una moneda. Jesús les preguntó: "¿De quién es esta imagen y
esta inscripción?" Le respondieron: "Del César". Y Jesús
concluyó: "Den, pues, al César lo que es del César, y a Dios lo que es de
Dios".
Reflexión:
¿Con quién quiero quedar bien?
Los
fariseos intentan poner a Jesús entre la espada y la pared, para que con lo que
conteste, tener una oportunidad de deshacerse de él; con la pregunta ¿Es
lícito o no pagar el tributo al César? le tienden una trampa:
·
Si dice
si, reconocería al César como superior, a su Padre…
·
Sí
dice que no, está en contra del César, del Estado, y lo acusarían de no pagar
impuestos, y los romanos se encargarían de él, ya que hay que pagar impuestos,
sí o sí.
Apunte
al margen: al trabajar,
de las ganancias, una parte es para los “impuestos”, con la esperanza que se
usen para el bien común; es nuestra contribución para colaborar con la
sociedad.
Jesús,
hoy también nos dice a cada uno: "Den, pues, al César lo que es del
César, y a Dios lo que es de Dios"… o sea, por una parte, hay que
colaborar para ese bien social, y por el otro lado, lo más importante es, “darle
a Dios, lo que es de Dios”, de esta manera: hay que reconocerlo,
darle su lugar a Dios y colaborar con Él, para que su reinado de amor se haga
presente en nuestra vida y en la comunidad. San Ignacio de Loyola, lo dice en
su Principio y Fundamento: “el hombre (y la mujer), son creados para alabar,
reverenciar y servir al Señor, y con ello salvar su alma” … Somos creaturas,
a imagen y semejanza de Dios: podemos amar y hacer el bien, como
Él; si lo hacemos, estaremos reflejando ese amor con el que nos creó y con ello
haciendo presente el reinado de su amor.
La
lección de este Evangelio es:
§ somos sus creaturas amadas, llenos de
dones de su parte, y poniéndolos a su servicio, nos hacemos mejores personas…
§ poner nuestra mirada y elecciones, en lo
que más gloria de a Dios, nos salva y transforma en personas plenas
y felices…
§ las cosas son medios (no
fines), para alcanzar lo anterior…
§ desde nuestra libertad, podremos decir, como Santa Teresa: "vuestra soy, para vis nací, que msndáis hacer de mí".
¿Cómo
evitar “utilizar” a las personas, como si fueran cosas?... ¿Cómo evitar
manipular y/o adueñarme de personas?... ¿Cómo decirle “fuera de Ti, Señor, ¿no
hay otro”?
Alfredo Aguilar Pelayo
(esta reflexión se publica en https://bit.ly/RBNenElHeraldoSLP)
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