sábado, 30 de julio de 2022

Domingo XVIII del Tiempo Ordinario – Ciclo C

Hoy 31 de julio, celebramos a San Ignacio de Loyola y el cierre del Año Ignaciano, que conmemora los 500 años de la herida que sufrió y dio inicio al peregrinaje espiritual que lo llevó a “ver todas las cosas nuevas en Cristo”… Leamos el evangelio de hoy, como si estuviéramos en la escena descrita:

Evangelio según san Lucas 12, 13-21

En aquel tiempo, hallándose Jesús en medio de una multitud, un hombre le dijo: “Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia”. Pero Jesús le contestó: “Amigo, ¿quién me ha puesto como juez en la distribución de herencias?”
Y dirigiéndose a la multitud, dijo: “Eviten toda clase de avaricia, porque la vida del hombre no depende de la abundancia de los bienes que posea”.
Después les propuso esta parábola: “Un hombre rico obtuvo una gran cosecha y se puso a pensar: ‘¿Qué haré, porque no tengo ya en dónde almacenar la cosecha? Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes para guardar ahí mi cosecha y todo lo que tengo. Entonces podré decirme: Ya tienes bienes acumulados para muchos años; descansa, come, bebe y date a la buena vida’. Pero Dios le dijo: ‘¡Insensato! Esta misma noche vas a morir. ¿Para quién serán todos tus bienes?’ Lo mismo le pasa al que amontona riquezas para sí mismo y no se hace rico de lo que vale ante Dios”.

Reflexión:

Para poder “ver todas las cosas nuevas en Cristo”, tengo que conocer y entender el lenguaje de Jesús-Cristo, y así comprender, aprender y poner en práctica sus enseñas; cuando esto sucede “adquiero” esa manera de ver de Jesús … En esta escena, quien le pregunta es uno de la gente que está para escuchar a Jesús, ... quien aprovecha la oportunidad para sacar provecho personal, “usando” a Jesús para su fin… La respuesta a la petición y la parábola que cuenta Jesús nos advierten cual es el problema de fondo: la codicia y avaricia, que alimentan nuestro ego

Jesús no esta en contra de los bienes, sino a favor de toda persona, a quienes nos quiere salvar (sanar) de aquello que nos impide ser nuestra mejor versión: del egoísmo; en palabras de San Ignacio de Loyola, en sus Ejercicios Espirituales nos invita a “salir de nuestro propio querer e interés” (dejar de nuestro egoísmo), para buscar ser como Dios nos sueña: personas justas, fraternas y misericordiosas, con los demás y con uno mismo.

 

¿Porqué será que solo pensar en mí, no me hace persona plena?... ¿Cuáles son mis codicias?... ¿Qué tengo y puedo compartir, con quién tiene necesidad?...

 

#BuenDomingo #JornadaDeOraciónPorLaPAZ #México

PD: Los invito a vivir la experiencia de los Ejercicios Espirituales Ignacianos, información y registro en: http://bit.ly/ejerciciosOL

 

Alfredo Aguilar Pelayo

alfredo@ccrrsj.org

#RecursosParaVivirMejor

www.ccrrsj.org





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